Después de un maravilloso año, lleno de retos, desafíos, celebraciones, reencuentros y momentos donde pensamos que se nos acaban las energías; tomamos un respiro, nos desconectamos de nuestra cotidianidad y volvemos a empezar un nuevo año, llenos de Fe y renovados para seguir dando lo mejor de nosotros.
Quiero empezar este 2019 hablando del “Branding” de bodas; al mencionar este término, nos referimos al diseño gráfico de una boda, incluyendo elementos como las invitaciones, el menú, los souvenirs, el emblema de los novios, la tarjetería, papelería y de alguna manera también se puede aplicar al Seating Plan.
Cuando se diseñan las invitaciones y los complementos adjuntos, se toma en cuenta el estilo de la boda, ya sea clásica, campestre, vintage, romántica o cualquier otra temática. Para ir construyendo el Branding debemos definir el estilo, elegir los materiales, la tipografía y la paleta de colores.
Al crear el proyecto del evento, la personalidad de los novios se plasman en el diseño; se debe lograr una armonía y coherencia entre lo visual y lo gráfico, el objetivo es trasmitir sentimientos a través de los detalles de los novios a los invitados.