Una graduación es un evento muy emotivo, ya que cierra un capítulo importante en la vida de los estudiantes, es el final de una bella etapa, la cual ha acumulado experiencias, momentos y recuerdos que dejarán huella en sus corazones. Los niños que corrían en los pasillos de primaria son los ahora bachilleres del final de la década pasada, y es así como diciembre se llena de ensayos de baile, pruebas de vestidos, maquillaje, peinados, togas, birretes y sobre todo la energía de la juventud que espera su graduación.
Es tiempo de disfrutar el momento, la despedida de los compañeros, la última materia, organizar el festejo, la ceremonia de graduación y la fiesta.
Un final siempre implica un nuevo comienzo, nuevas oportunidades que debes aprovechar y el proyecto de vida a corto, mediano y largo plazo en función a la orientación vocacional que cada uno tiene y las aspiraciones personales.
Me emociona poder gestar el evento produciéndolo de una forma totalmente personalizada, no se debe descuidar la comida, la temática, la ambientación y decoración ya que son muy importantes, sin embargo la esencia de las graduaciones es compartir con nuestros hijos este día tan esperado. Gracias a Dios para mí el 2019 fue muy especial, ya que fui mamá de un graduado y al mismo tiempo productora del evento, algo por lo que me sentí muy bendecida.